Ser feliz no necesariamente implica ir por la vida con una sonrisa de oreja a oreja. Esta persona puede tener una cara más seria que un algarrobo caducao, pero tener una paz interior que le permita vivir en el nirvana permanente.
Pero vamos, sí. Que la cara de sepia no se la quita nadie.
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Pero vamos, sí. Que la cara de sepia no se la quita nadie.