Para nada, los gatos son mas de cortar los frenos.
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Era predecible y aun así me ha hecho gracia.
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Había una vez un hombre que odiaba al gato de su esposa; pero jamás se lo dijo ni lo manifestó abiertamente. Un día decidió deshacerse del gato en ausencia de su esposa. Lo cogió, lo llevó en su carro a otro distrito, lo tiró y regresó. Cuando entró a su casa, vio al gato acostado sobre el sofá. Atónito, lo cogió otra vez y lo llevó a otra provincia. Cuando regresó, estaba caminando en la cocina. Más perplejo, lo llevó a otro estado y al regresar, lo halló en la ventana. Esta vez condujo hasta una zona más lejana e interna, y ahí lo dejó; pero se perdió. Llama a su casa.
-Hola, amor, una pregunta... ¿De casualidad no está el gato por ahí?
-Sí, amor, está en mi regazo, ¿por qué?
-Dile que venga a recogerme.
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-Hola, amor, una pregunta... ¿De casualidad no está el gato por ahí?
-Sí, amor, está en mi regazo, ¿por qué?
-Dile que venga a recogerme.